El Museo Guggenheim de Bilbao inaugura hoy, día 3 de julio, Jean-Michel Basquiat: Ahora es el momento, una importante apuesta por la obra de este malogrado pero imprescindible artista del siglo XX
Los comisarios Dieter Buchhart y Álvaro Rodríguez Fominaya plantean por primera vez una exposición compartimentada de manera temática sobre la corta aunque prolífica producción del artista estadounidense. La muestra, organizada por la Art Gallery of Ontairo en colaboración con el Guggenheim bajo el patrocinio de Iberdrola, recoge un centenar de obras imprescindibles de Basquiat, hasta el 1 de noviembre.

Autorretrato (Self-Portrait), 1984, por Jean Michel Basquiat. Acrílico y barra de óleo sobre papel, montado sobre lienzo. © Estate of Jean-Michel Basquiat. Licensed by Artestar, New York. Sin título , 1982, por Jean-Michel Basquiat. Acrílico y óleo sobre lino. © The Estate of Jean-Michel Basquiat.
Su juventud y su arte supusieron una revolución transgresora en el Nueva York de los años 80. Junto a Al Diaz pintaba las calles neoyorkinas recurriendo al spray y a la ironía, bajo el pseudónimo SAMO©, acrónimo de «SAMe Old shit» («la misma mierda de siempre»). No obstante, su estatus de artista callejero duró poco pues sufrió (o más bien disfrutó) de un golpe de repentina popularidad, entablando una fructífera amistad con Andy Warhol o David Bowie, e incluso, protagonizando la portada de la revista del New York Times.

Lomo (Loin), 1982, por Jean-Michel Basquiat.Acrílico y barra de óleo sobre lienzo. © Estate of Jean-Michel Basquiat. Licensed by Artestar, New York.
Supuso un soplo de aire fresco para la escena artística neoyorkina, introduciendo un lenguaje visual radical para abordar temas de profundidad como el racismo, la lucha de clases, la hipocresía social y la historia negra. Comprendió a la perfección la posible combinación entre el arte elevado y la cultura urbana del grafiti, el hip hop o el deporte. Consideraba a sus obras como «el trampolín hacia las verdades más profundas del individuo» y como herramienta contra las injusticias sociales.

Six Crimree, 1982, por Jean Michel Basquiat. Acrílico y barra de óleo sobre táblex. © Estate of Jean-Michel Basquiat. Licensed by Artestar, New York.
La exposición plantea un recorrido temático en ocho secciones, que se abre con «La calle como estudio», agrupando sus obras más divertidas y tempranas, junto a «Héroes y santos», elevando al hombre negro como rey frente al discurso blanco occidental. Recurre al motivo de la corona como elemento versátil que puede presentarse como un halo o como una corona de espinas. Continua la línea de protesta con «Reivindicando historias», sobre la actualidad estadounidense de su época, aludiendo a la esclavitud y el colonialismo y estableciendo una relación histórica con el racismo y represión policial actual. Junto a esta sección, «Reflejos» expone las obras en las que Basquiat se identificaba con los individuos representados.

La ironía de un policía negro (Irony of a Negro Policeman ), 1981, por Jean Michel Basquiat. Acrílico y crayón sobre lienzo. © Estate of Jean-Michel Basquiat. Licensed by Artestar, New York.
La problemática que siempre le acompañó se vuelca en la siguiente sección «Dualidades y doble identidad», como muestra de su movimiento en dos mundos opuestos en el arte como son el insider y el outsider. Del mismo modo, se cuestionan los convencionalismos asociados al binomio bien-mal. «Jugando a hacer trampas: dibujos y provocaciones» recoge la faceta de Basquiat como artista que recurre al imaginario popular colectivo de los cómics, acercando su obra al espectador.

Ali enfermo luchando por la vida (Ailing Ali in Fight of Life ), 1984, por Jean-Michel Basquiat y Andy Warhol. Acrílico sobre lienzo. © Estate of Jean-Michel Basquiat. Licensed by Artestar, New York.
Se trata también la relación entre Basquiat y Warhol, como dos personajes revestidos de tal popularidad que hacía imposible encontrar amistades verdaderas. Sin embargo, entre ellos se estableció una conexión personal y artística que dio lugar a colaboraciones entre 1985 y 1986 de serigrafía y pintura. Según Ronnie Cutrone, asistente de Warhol: «Era como una especie de loco matrimonio del mundo del arte; eran la extraña pareja. La relación era simbiótica. Jean-Michel pensaba que necesitaba la fama de Andy, y Andy creía que necesitaba la sangre nueva de Jean-Michel.» Basquiat supo traducir el lenguaje musical del jazz, el rap o el punk a su obra pictórica como se muestra en «Sampling y scraching. Música, palabras y collage». Su obra se inspiró en todo su contexto, no dejó que se le escapase nada.
Para terminar el recorrido por la exposición, se ha planteado un espacio didáctico donde poder comprender la obra de Jean-Michel Basquiat como expresión individual pero también como instrumento para la reivindicación de la memoria afroamericana y denuncia sobre la situación política y social de Estados Unidos.
En el próximo número de agosto dedicamos un artículo especial a las exposiciones de Jean-Michel Basquiat en el Guggenheim de Bilbao y Basquiat: The Unkwon Notebooks en el Brooklyn Museum.
Natalia de VAL NAVARES