Acorazado Patancón es una exposición colectiva de artistas colombianos que podrá verse en la sala La Fragua de Tabacalera hasta el 12 de abril. Comisariada por Juan Sebastián Cárdenas y Daniel Silvo, las obras mostradas ofrecen una panorámica del arte colombiano lo más amplia posible donde destacan unos procesos e intereses creativos propios de este país latinoamericano
Montar una exposición en la que participan un total de 14 artistas con diferentes miradas y estilos y conseguir un discurso expositivo coherente entraña grandes dificultades, pero gracias a un montaje que auna los contrarios, se logra salvar la aparente distancia entre lo barroco y lo formal, lo procesual y lo estático, lo abigarrado y lo sobrio.
Abundando más en la idea que subyace en este montaje, los dos comisarios de esta muestra explican que “Patacón es, desde su propio nombre, una yuxtaposición de objetos e imágenes aparentemente inconexos que, juntos, son capaces de engendrar significados y posicionamientos inesperados en medio de la polifonía formal y discursiva –y prosiguen–. Bajo los efectos de una realidad concreta y particular a la que, si no nos queda más remedio, vamos a llamar Colombia”.
La pretensión de estos dos comisarios con Acorazado Patacón ha sido dotar de movimiento y acción a esta secuencia del arte colombiano actual. El recorrido que proponen al visitante es un “juego de planos en continuo choque dialéctico para generar una relación viva entre las obras expuestas”.
Así, en ese recorrido por la sala de La Fragua de Tabacalera, el visitante irá descubriendo fácilmente y sin rupturas las conexiones que se establecen entre unas obras con otras.
«Las piezas cerámicas de Natalia Castañeda se conectan en el espacio con las intervenciones atípicas de Alejandro Mancera, que a su vez se ven interrumpidas por la presencia de las frágiles y a la vez rotundas instalaciones de José Olano. Las aparatosas bolsas de basura escondidas de Adriana Martínez sirven de introducción a las piezas de cacao de Herlyng Ferla, que dialogan con los vídeos de Elkin Calderón, narraciones que nos sitúan en una economía de mercado tropical y que parecen contextualizadas por la versión de El Capital que introduce Milena Bonilla en la exposición. La formalización de los dibujos de Bernardo Ortiz, a modo de retícula, parece comentada por la repetición de bolsas de plástico llenas de agua que Adrián Gaitán transforma en lámpara, y que a su vez amenazan con arruinar la intervención con tabaco que Felipe Arturo coloca sobre el suelo de La Fragua. El Simón Bolívar en proceso de decosntrucción de Carlos Castro parece observar esta escena, mientras de fondo se escuchan los ritmos bailables que Éricka Flórez propone como banda sonora para esta película que es Acorazado Patacón», explican los propios Cárdenas y Silvo sobre el trabajo de cada uno de los artistas representandos en esta exposición.