Desde el 31 de enero y hasta el 3 de mayo, la Fundación Canal de Madrid expone un centenar de obras procedentes de la Fundación Giacometti. El hombre que mira muestra un conjunto importante de dibujos y un selecto grupo de esculturas para articular un discurso expositivo cuyo eje es la figura humana, que abordaría durante toda su vida, y la mirada, una cuestión primordial para este artista
«Soy de la opinión de que se trate de escultura o de pintura, en realidad lo único que cuenta es el dibujo. Hay que agarrarse única y exclusivamente al dibujo. Si se domina un poco el dibujo, todo lo demás será posible», afirmó Alberto Giacometti en una entrevista a Georges Chabonnier sobre la importancia del dibujo en su trabajo. Y precisamente, y con gran acierto, la exposición de la Fundación Canal muestra esta faceta menos conocida del escultor, que ayuda a entender mucho mejor el proceso creativo del artista y su obsesión por reducir la figura humana a su esencia.
Este proyecto expositivo surge de la colaboración entre la Fundación Canal y la Fundación Giacometti, de donde proceden el centenar de obras expuestas, fruto de esta colaboración, además de la muestra, es el trabajo de investigación y de restauración que se ha llevado a cabo en la mitad de las obras y que ha hecho posible que puedan ser mostradas por primera vez al público.
Para el filósofo Jean-Paul Sartre, Giacometti (19011-1966) fue el «artista existencial» por excelencia porque los seres que representaba en sus esculturas estaban «a mitad de camino entre la nada y el ser».
Famoso en todo el mundo por sus esculturas, lo más interesante y novedoso de esta exposición es que muestra al artista en todo su conjunto y en todas sus etapas, desde el naturalismo de sus inicios, su paso por el cubismo y el surrealismo, hasta llegar a esa estética figurativa tan personal, «marcada por su investigación en torno a la mirada –como ha explicado en la presentación de la muestra la directora de la Fundación Giacometti, Catherine Grenieri–. Giacometti consiguió en sus obras un efecto altamente sugestivo. El bronce fue su material predilecto y la figura humana su mayor inquietud creativa. Así lo demuestra esta exposición que ofrece una nueva y fascinante observación de nuestro entorno, del mundo que nos rodea».
En las paredes de todas las salas expositivas se reproducen fragmentos textuales de la entrevista que le hizo André Parinaud en 1962 que ayudan al espectador a descubrir las inquietudes y preocupaciones del artista. Dividida en seis secciones, en cada una de ellas se muestran esculturas y dibujos en un diálogo muy interesante que evidencia las semejanzas pero también las diferencias a la hora de plasmar sus planteamientos creativos.
La primera de ellas, «La cabeza», analiza su abandono del surrealismo y su vuelta a la representación del natural para centrarse en la cabeza humana. Entre las obras expuestas, Cabeza de hombre (Lotar I) (1964.65), o Cabeza sin cráneo (1958) deja patente la dualidad cabeza-cráneo y «capta en ella la presencia de la muerte dentro de lo vivo rompiendo así con la dimensión realista de la escultura figurativa clásica», junto a las esculturas se muestran distintos retratos, sobre todo de su hermano Diego y de su esposa Annette, que posaron casi diariamente durante más de veinte años.
En «Mirada» se muestra la preocupación de Giacometti por captar «vida» en los ojos en las figuras que representa, como queda reflejado en la respuesta a André Parinaud cuando este le pregunta si esculpe por los ojos: «Por los ojos. Únicamente por los ojos. Tengo la impresión de que si consiguiera copiar un ojo, aunque solo fuera un poquito, tendría la cabeza completa (….). Lo único es que eso parece completamente imposible».
«Figuras de medio cuerpo» aborda aspectos como el tamaño y el encuadre de la figura humana bajo un prisma muy personal y que rompe totalmente con las normas académicas, como en Hombre sentado (1965), una obra que representa un cuerpo sin piernas.
Igual que al hombre Giacometti le representó muchas veces en movimiento, en el caso de la figura femenina siempre está inmóvil y de pie, como si para él la mujer fuese alguien distante, extraño, más diosa que real, como se puede ver muy bien en la sección «Mujer» donde se expone Desnudo de pie sobre pedestal cúbico (1953) y una serie de dibujos que muestran a mujeres más carnales que en sus esculturas. En la siguiente sección, «Pareja», se muestran representaciones de parejas, que no se tocan, y en algunos casos esa distancia es tan evidente que coloca cada una de las figuras en distintos planos, como si no fuese posible el diálogo entre ellos; en cambio, en otros casos, es como si las parejas hubiesen roto esa distancia y «esbozan un paso, el uno hacia el otro y adelantan la mano hacia el rostro del otro con un gesto de una ternura infinita». Se expone una fantástica escultura, La pareja (1927), de doble cara, una está inspirada en la escultura africana y la otra es simbolista.
Y, ya para terminar, en la sala abobedada, «Figuras en la lejanía» aborda otra de las grandes preocupaciones de Giacometti, la ecuación entre cuerpo-distancia-escala, por eso muchas de sus figuras humanas las sitúa en el espacio, a escala de su visión («No vemos realmente a la gente a tamaño natural. Si estoy en la terraza de una cafetería, veo a la gente minúscula. ¡Su tamaño natural deja de existir!») para alternar con otras monumentales de medio cuerpo. El montaje expositivo de esta sección plasma muy bien este juego del artista, de las figuras grandes hasta las más pequeñas, lo que da un carácter etéreo, casi como si flotasen, en el espacio.
En el próximo número de la revista publicaremos un artículo sobre la figura de Alberto Giacometti y esta exposición escrito por un especialista en escultura del siglo XX.
Además de la exposición, han organizado actividades complementarias como las visitas-taller para familias o visitas guiadas. Más información en www.fundacioncanal.com
¿Por qué representaba a la mujer quieta y al hombre casi siempre en movimiento? ¿Era un poco misógino? Alguien puede decirme si se ha publicado algún estudio que analice este tema en el escultor?