El pintor madrileño ha hablado con DESCUBRIR EL ARTE sobre su trabajo, sus intereses creativos y cómo es su proceso de trabajo, cuyas técnicas expuso en un curso que impartió el pasado abril sobre cómo sacar el máximo partido a la gama LIQUITEX
Javier Torices (Madrid, 1968) comenzó a pintar muy joven, a los catorce años, en el taller de su padre, Ramón González. A los veinte había acumulado ya una extensa formación y un gran bagaje, e inició su camino independiente como pintor. Ha ganado numerosos premios, entre los que destacan el primer premio del XVII Certamen del Retiro (Madrid), el primer premio del VI Certamen de Torrelodones o el primer premio del VII Certamen de Guadalajara. Ha expuesto en galerías como Actual Arte Contemporáneo de Madrid, donde, desde el 21 de noviembre pasado y hasta enero de este año, exhibió Secretos líquidos.
Además, es uno de los embajadores de la marca Liquitex, la gama de pinturas acrílicas que utiliza para realizar sus obras, sobre todo los soportes heavy body y soft body.
PREGUNTA. ¿Cómo y cuánto ha influido su padre en su trabajo como pintor?
JAVIER TORICES. Creo que lo más importante que me ha transmitido mi padre ha sido el amor por la pintura. Empecé a trabajar en su taller, y lo que aprendí de él fueron sobre todo las técnicas básicas del óleo. Mi padre se dedicaba a lo que se llamaba pintura decorativa, así que yo hacía también ese tipo de pintura, y le ayudaba preparando las bases de color.
PREGUNTA. En unos tiempos donde la pintura hiperrealista o realista está un poco denostada, ¿por qué le interesa esta corriente?
J. T. Al principio jugaba con la abstracción y la figuración, incluso con los collages o las maderas quemadas. En esos momentos estaba buscando mi propio camino, me estaba definiendo como artista, pero sentía que al final de esa búsqueda siempre me encontraba con un muro. Poco a poco me fui dando cuenta de que, para lo que yo quería contar, necesitaba más ingredientes realistas, y así, casi sin darme cuenta, mis cuadros se fueron haciendo más figurativos. De hecho, si expusiésemos cronológicamente todas mis obras se vería claramente cómo he ido evolucionando desde unos cuadros muy abstractos, casi rotos o desfigurados, hasta llegar al realismo de los últimos tiempos. Aunque nunca se sabe, igual en un futuro se puede dar el proceso inverso, y comienzo a «destruir» y llego otra vez a la abstracción.
PREGUNTA. Dentro de la pintura realista, le interesa especialmente el paisaje y, dentro del paisaje, sobre todo el mar.
J. T. Ahora mismo lo que más me interesa es el paisaje marítimo, de agua. Pero también en cuanto a la temática he hecho un recorrido, en la línea de la búsqueda de la que hablábamos antes, ya que empecé haciendo paisaje urbano y de ahí pasé a hacer paisaje urbano con agua, sobre todo de Nueva York y Venecia. Después descubrí que el agua me interesaba más que la ciudad y fui derivando hasta trabajar solo el agua, como hago ahora.
J. T. Casi siempre sí, aunque también he pintado algunos ríos y lagos, como el de Ginebra.
PREGUNTA. En sus paisajes apenas aparecen personas, ¿por qué?
J. T. Solamente tengo un cuadro que pertenece al MEAM de Barcelona, una vista de la plaza de España de Roma, donde las personas tienen un gran protagonismo. Pero en la mayoría de mis pinturas cuando incluyo seres humanos son casi anecdóticos, pequeños detalles que aportan el ingrediente humano dentro del paisaje, como dos personas que pasean por la playa o un surfero que entra en el mar con su tabla. La importancia de mis cuadros está en el lugar, en la situación.
PREGUNTA. ¿Por qué le interesa tanto el agua?
J. T. Cuando pintaba la ciudad quería representar nuestro presente, mostrar cómo son las ciudades donde vivimos, nuestro día a día, pero veía que lo que estaba haciendo carecía de emociones, y cuando empecé a pintar el agua me di cuenta de que transmitía sentimientos y que emocionaba más al espectador. Con el paso del tiempo he ido comprobando que todo lo que nos sugiere el mar a cada uno de nosotros cuando estamos frente a él, al final también lo transmite la obra, o por lo menos eso espero, porque esa es en definitiva mi meta, que el cuadro transporte al espectador a otro lugar y le transmita emociones.
PREGUNTA. ¿Su pintura podría decirse que casi es fotográfica?
J. T. Hay gente que me define como hiperrealista, pero yo me considero un pintor realista porque, a diferencia del hiperrealista, que cuando miras el cuadro tanto de cerca como de lejos parece una fotografía, mi obra vista de cerca tiene gesto, mucha materia, es decir, otros ingredientes que no tiene la fotografía. De hecho, si te acercas mucho, mucho, puede llegar a parecer casi abstracción y, en cambio, cuando te alejas parece una fotografía.
PREGUNTA. Usted trabaja sobre todo el acrílico sobre tabla, ¿es la mejor técnica para su estilo pictórico?
J. T. Al principio trabajé el óleo, pero desde hace veintitantos años, que fue cuando lo descubrí, me he enganchado al acrílico. En esos momentos el acrílico estaba un poco denostado, porque los colores eran un poco apagados y, al final, los cuadros parecían un poco sucios. De hecho, se decía que el acrílico no tenía posibilidades, pero entonces empecé a investigar y lo que hice fue darle el tratamiento del óleo y descubrí que se podían conseguir calidades, fuerza, y ese camino es el que me ha llevado hasta donde estoy ahora. Además, con los nuevos materiales que están saliendo, como los rotuladores y sprays de Liquitex, se abre un abanico de posibilidades increíbles, nuevas ventanas a explorar, porque te permite combinar todas las técnicas, es decir, que puedes estar pintando con pincel y puedes pasar al rotulador y de ahí al spray, o al revés.
PREGUNTA. Entonces, ¿utiliza a la vez en una misma obra distintos productos de la gama Liquitex?
J. T. Sí, en muchas obras combino los diferentes productos de Liquitex, que es la única marca que, por la amplitud de su gama, te permite usar indistintamente tubo, spray o rotulador acrílicos, lo que abre un amplísimo abanico de posibilidades técnicas.
PREGUNTA. ¿Cuál es su paleta tonal?
J. T. Mi paleta tonal son los grises, con colores quebrados o rotos. Siempre me muevo desde un gris claro y ahí empiezo a quebrar, tanto para los tonos cálidos como para los fríos. Y aunque a veces utilizo los colores de la gama Liquitex directamente, normalmente los mezclo para conseguir mis propios tonos.
PREGUNTA. De los distintos formatos de acrílico que ofrece Liquitex, puede explicarnos ¿cuáles utiliza más, cómo los usa y mezcla y para qué?
J. T. El rotulador lo utilizo mucho para dibujar y componer la obra, y también para definir cosas muy concretas, muy pequeñas o muy finas, donde el pincel no llega, porque el rotulador, al ser de punta dura, es mucho más preciso. A veces también combino pintura de tubo y rotulador; por ejemplo, puedo estar pintando un gris o un azul y con un rotulador blanco mojar en esa pintura, con lo que consigo mezclar la pintura del rotulador con la pintura anterior del pincel, al tiempo que utilizar el rotulador como si fuese un pincel. Esto también lo hago con el spray, mezclándolo con una pintura que está previamente hecha con pincel.
Lo más importante es que todos los formatos, spray, tubo y rotulador, se pueden mezclar entre sí, incluso estando secos o no, y por eso el abanico de posibilidades del que hablaba antes es tan amplio.
Además, sus cartas de colores son muy completas y compatibles, o sea el mismo color existe en tinta, tubo, rotulador o spray, en el acrílico es muy importante utilizar siempre el mismo color, tanto si lo ha fabricado el propio artista como si se aplica directamente, y si lo tienes, ya sea en heavy body o en soft body, es decir, con más o menos cuerpo tanto mejor. El acrílico tiene una peculiaridad, y es que siempre oscurece un poco cuando se seca, así que es muy difícil imitar un color que ya está seco, y por eso siempre se trabaja con un color que ya existe, bien sea directo o fabricado, y por eso es tan importante el tema de la compatibilidad.
PREGUNTA. ¿Y cuál es su “combinación” preferida de los formatos Liquitex?
J. T. Me gustan mucho los rotuladores, y los sprays también me dan mucho juego, aunque los uso menos. Los rotuladores los utilizo más porque al pintar el mar hay que incluir múltiples detalles de luz, que consigo a base de hacer muchos puntitos muy pequeños y de igual tamaño, y eso con un pincel resulta muy difícil, pero con el rotulador se consigue perfectamente y con bastante más facilidad. Cuando los probé vi todas las posibilidades que aportaban.
PREGUNTA. ¿Las texturas también están hechas con la gama Liquitex?
J. T. Sí, por ejemplo, utilizo los copos blancos opacos de Liquitex, que están hechos con pintura seca triturada y van en aglutinante, es decir, que ya vienen preparados y solo hay que extenderlos para conseguir los diferentes tipos de textura.
Además, Liquitex organiza una serie de talleres en los que se enseña a los participantes a sacar las máximas posibilidades de todos los formatos y aditivos que ofrece su gama de productos.
PREGUNTA. ¿Qué tipo de gente acude a estos talleres?
J. T. Hay de todo. Hay aficionados a la pintura, pero también pintores, digamos, profesionales, que quieren aprender a sacar el máximo partido posible a la gama de productos Liquitex. Estos talleres son muy interesantes porque, si bien en principio podría parecer que todos los que utilizamos estos productos sabemos lo mismo y los utilizamos igual, no es así, y cada uno tiene sus propios trucos y, al final, todos aprendemos de todos. Cada uno va experimentando, en su camino, en su dirección, y solo cuando nos juntamos es cuando podemos compartir esos conocimientos y esa información.
Para más información: www.liquitex.es
Ángela SANZ COCA
Mira este vídeo de cómo usa Javier Torices los acrílicos de la marca Liquitex para realizar sus paisajes. Anímate a participar en el concurso «Cómo lo harías tú» y sube tu obra. Si ganas, podrás pintar en vivo en el evento del día 28 en La Industrial de Madrid junto a los artistas Javier Torices y Rebeca Khamlichi.
Muy interesante y unos cuadros preciosos. ¡Enhorabuena!